Corporate Legal Director, Prosegur
¿Podrías describirnos la evolución de tu carrera profesional para llegar hasta dónde estás hoy?
Ser abogado no resulta sencillo para ninguno de los que nos dedicamos a esta profesión. Los cambios normativos y la competitividad del sector, que cada vez está siendo más especializada, nos empuja a estar en constante formación y crecimiento.
Nací en Caracas, Venezuela donde obtuve el título de Abogado por la Universidad Católica Andres Bello y me inicié como profesional del Derecho en las firmas de Abogados Menpa y D’Empaire Reyna y como Legal Counsel en el Grupo francés Casino.
En el año 2003, me trasladé a Madrid, España y obtuve el título de Máster en Asesoría Jurídica de Empresas por el Centro de Estudios Garrigues. En el año 2004, tras aprobar estudios de Derecho por la Universidad Complutense, el Ministerio de Educación de España homologó mi título de Abogado en Venezuela por el título de Licenciado de Derecho en España. Desde entonces, me colegié como Abogado ejerciente en el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid.
Madrid ha sido principal testigo de mi evolución personal y profesional con una incesante dedicación a la asesoría jurídica de empresas en distintos sectores. Me inicié en el sector bancario en AllFunds Bank, entonces empresa del Grupo Santander. Seguidamente ejercí como Abogado de las firmas Bufete Mercantil M&B Abogados y Carmen Sanz Abogados, durante dos años, asesorando a empresas del sector de la iluminación, tecnología y distribución.
En el año 2007 retomé el rol de abogado de empresa con mi incorporación en la compañía multinacional Indra Sistemas, una de las principales compañías globales de tecnología y consultoría del mundo. Durante los 10 años que estuve en Indra, asesoré al negocio en importantes proyectos tecnológicos para distintos sectores y países. En el año 2014 concluí el Programa para Desarrollo Directivo, Business Management de la Escuela de Organización Industrial - EOI. En el año 2016 obtuve el título de Técnico Ejecutivo Compliance Officer por el INESEM Business School.
En 2017 me incorporé a Prosegur, empresa multinacional, líder en el sector de la Seguridad Privada y presente en 26 países. Soy Directora del Departamento Legal Corporativo responsable de los proyectos globales de transformación digital, innovación y tecnologías de la información. Además, soy Business Legal Partner global del negocio de Alarmas, dando soporte jurídico en todo lo que supone un negocio B2C. Asimismo, dirijo el proyecto Causas Trabalhistas en Brasil, que implica la dirección y gestión de los litigios laborales del país, donde Prosegur cuenta con más de 50.000 empleados.
Soy Mediadora Civil y Mercantil por el Instituto Internacional ProMediación y actualmente, estoy concluyendo un MBA en la EAE Business School e iniciando el programa para Consejeros y Buen Gobierno Corporativo del Instituto de Gobernanza Empresarial - IGE.
Gran parte de las decisiones que toma una empresa tienen un componente legal que debe ser tomado en consideración ¿cómo es la relación cotidiana del departamento legal con los otros departamentos de la empresa?
Totalmente de acuerdo. A diario, la empresa requiere de asesoramiento en los aspectos legales del negocio para asegurar la legalidad y la responsabilidad jurídica de la misma y de sus administradores, mitigando los riesgos legales. En años recientes, los directivos de las empresas han tomado conciencia sobre la importancia de la función legal, incorporando a representantes del departamento legal al equipo directivo y en la toma de decisiones. El departamento legal participa activamente en los Comités de Dirección y de negocio. Promueve que los responsables de las áreas afectadas se involucren en cada uno de los proyectos y en muchas ocasiones, actúa como mediador o intermediario de los demás departamentos de la empresa, fomentando la integración y la participación, de manera que la toma de decisiones sea conjunta, valorando todos los aspectos necesarios para mitigar todos los riesgos.
Es común escuchar que al abogado de empresa ya no le basta con el saber jurídico, sino que debe contar con un conocimiento más comercial, idealmente enfocado en el negocio de la empresa ¿hasta qué punto eso es efectivo? ¿cómo lo haces para cumplir con esa exigencia?
Es una realidad. El abogado de empresa debe conocer a fondo a la empresa, sus fortalezas y debilidades, debe ser un aliado del negocio, asesorando desde una perspectiva que contemple todos los escenarios de riesgo, buscando alternativas jurídicas en entornos grises para hacer viables nuevos productos y servicios; además, debe aportar valor, consiguiendo que los procesos productivos de la empresa sean más eficientes, apoyando la innovación. Para conseguir estas exigencias, mantengo una relación estrecha con los miembros de los Comités de Dirección y responsables de las áreas de negocio y soporte de la compañía. Actúo bajo el rol de Business Legal Partner, siendo intermediario entre la alta dirección y los demás colaboradores de la empresa. Procuro conocer a profundidad cada consulta o asunto para dar un asesoramiento con una visión 360º, alineado con la estrategia de la compañía.
Tomo como propios los problemas de la empresa y de los clientes internos, lo que implica atender en tiempo y capacidad sus necesidades para la generación de valor. Cumplo mi función con un sentido demócrata y colaborativo para que nuestro rol atienda las necesidades de todo el equipo directivo.
En el último tiempo se ha visto un crecimiento significativo de los departamentos legales al interior de las empresas ¿qué crees que ha motivado ese fenómeno? ¿cómo impacta dicho crecimiento en la operación de la empresa?
Así es. Antes, la empresa acudía a un abogado cuando afrontaba un conflicto legal, de forma que el papel de éste fuese meramente defensivo, para ganar el pleito o llegar a un mejor acuerdo. Desde hace unos años, el rol del abogado ha estado inmerso en un proceso de transformación, cumpliendo una función más preventiva que reactiva, incorporándose como parte de la empresa y adaptándose, cada vez más, a las necesidades intrínsecas de la misma. Este cambio de modelo contribuye a la generación de valor, provocando un crecimiento significativo de los departamentos legales en consonancia con el crecimiento en la operación de la empresa.
Según informe publicado por la Association of Corporate Counsel - ACC, el Chief Legal Officer desempeña un papel importante en la estrategia comercial general y en la toma de decisiones; y participa regularmente en las reuniones del Comité Directivo, Consejo de Administración y Junta de accionistas, brinda información sobre las decisiones comerciales y es buscado por otros líderes comerciales para discutir las áreas operativas y de riesgo. Su papel se hace cada vez más esencial, si bien las áreas operativas o de negocio de las empresas demandan que el departamento legal sea más eficiente y a su vez resolutivos. Esto supone un reto muy importante para los directores legales, que es conseguir el equilibrio entre reducir los costes indirectos de su departamento y garantizar a su vez la calidad de su servicios, resolviendo en tiempo y forma las necesidades exigidas por las áreas operativas. Para conseguir lo anterior, recomiendo apoyarse en herramientas tecnológicas y organizativas dentro del departamento legal.
¿Cómo afecta el crecimiento de los departamentos internos a los despachos que prestan servicios externos? La lógica sugiere que a más personal interno, menos necesidad hay de contratar personal externo.
El departamento legal cumple una función exclusiva para la empresa, asesorándole en el día a día del negocio, mientras que el abogado externo desempeña una función complementaria para asuntos extraordinarios o que requieren de una especialidad técnica que no cuenta en profundidad el abogado de empresa.
El crecimiento de los departamentos legales internos, en mi opinión, consolida la relación con las firmas de abogados externos. El departamento legal conoce la expertise y solidez de los abogados externos, siendo su selección más asertiva y adecuada a la empresa para cada asunto en concreto. Cada vez la relación entre los departamentos legales y las firmas de abogados es más estrecha.
¿Cuáles son las principales “habilidades blandas” a las que debes echar mano en tu día a día al interior de la empresa? ¿hay cómo cultivarlas y mejorarlas?
Las habilidades técnicas sin duda se requieren pero cada vez tiene más relevancia las habilidades personales para fomentar ese nexo entre el departamento legal y los otros departamentos de la compañía. Entre las distintas “habilidades blandas” que desarrollo en mi día a día destaco la creatividad, busco vencer el prejuicio de que a todo respondemos un “no se puede”, consiguiendo alternativas jurídicas que hagan viables los nuevos negocios de la empresa; el liderazgo, fomento el atributo de la empatía, lo que fortalece la confianza y fidelidad de mi cliente interno; comprender la industria y resolver problemas, persigo conocer las implicaciones de la operativa de la industria y del negocio que asesoro para dar soluciones asertivas; y servicio al cliente, brindo un asesoramiento end to end al cliente interno.
Más allá de formaciones técnicas específicas que puedan requerirse en nuestro rol, es muy conveniente formarnos en cursos transversales en materias como liderazgo, trabajo en equipo, pensamiento creativo, comunicación, etc. Es importante fomentar la relación con las distintas áreas de la empresa, construyendo relaciones positivas. Conectar tanto con la cultura de la empresa como con las personas que trabajaban en ella.
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